Como profesora y madre amante de la lectura, la ficción y los juegos es imperdonable que hasta hace muy poco prácticamente desconociera el mundo de los juegos de rol y que haya tenido que ser un informático el que me lo descubra. Son una increíble herramienta pedagógica, totalmente recomendables a padres, profesores, animadores, etc.
El libro que nos ha introducido a mi hijo y a mí en este mundo del rol ha sido Pequeños detectives de monstruos, de Patricia de Blas y Álvaro Corcín, Nosolorol ediciones. Está recomendado a partir de tres años.
¿Y en qué consisten estos libros o juegos o lo que quiera que sean? Son juegos que no necesitan nada más que nuestra imaginación para convertirnos en los personajes de una historia. Los jugadores van creando una historia a través de las acciones y decisiones que van tomando a lo largo de la partida. Así de simple.
Los niños juegan a rol desde bien temprano, sin necesitar libros, ni juguetes, ni dados, ni cartas, ni tableros, ni nada de nada. ¿Qué niño no ha jugado a ser policía o ladrón, cocinero, mamá o papá, etc.?
A veces este juego puede guiarse por el hilo conductor de una historia extraída de un libro. Este es el caso de Pequeños detectives de monstruos, en el que los niños juegan a convertirse en detectives que buscan monstruos por toda la casa para encerrarlos en un frasco y que dejen de molestar.
Uno de los participantes, normalmente el niño de más edad , el animador o el padre o madre, hace de detective veterano y es el que tiene que dirigir la historia y estimular a los demás participantes para usar su imaginación.
Los juegos de rol suelen incorporar también un elemento de azar en la historia que inventamos. En el caso de este juego son los resultados de las tiradas de tres dados los que determinarán el éxito o el fracaso de las acciones y decisiones con las que vamos construyendo nuestra historia.
Se puede jugar de dos maneras. Una sería la completamente imaginaria, en torno a una mesa, en la que construimos la historia exclusivamente a través de nuestra imaginación y del diálogo.
Pero tratándose de niños probablemente tendrá más éxito lo que se llama el rol en vivo y este juego nos lo pone muy fácil para ello. A lo largo de toda la casa podemos distribuir pistas para que los pequeños detectives vaya acorralando al monstruo.
Aquí vemos por ejemplo que falta una de las bombillas de la lámpara de la habitación, señal de que el monstruo de las sombras debe de andar cerca, porque él suele hacer que las bombillas se fundan para así moverse con más facilidad por la casa.
Aquí vemos un reguero de juguetes tirados, puede haber sido el monstruo del desorden, un monstruo además muy habitual en las casas con niños.
Aquí vemos por ejemplo que falta una de las bombillas de la lámpara de la habitación, señal de que el monstruo de las sombras debe de andar cerca, porque él suele hacer que las bombillas se fundan para así moverse con más facilidad por la casa.
Aquí vemos un reguero de juguetes tirados, puede haber sido el monstruo del desorden, un monstruo además muy habitual en las casas con niños.
¿Y qué me decís de este montón de peluches? ¿No será acaso el nido del monstruo de las bromas? A él le encanta poner el nido entre los peluches.
Para hacer incluso el juego más real podemos usar estas pequeñas huellas de cartón que vienen con el libro, cuando encontremos una de ellas ya no habrá duda de cuál es el molesto monstruo al que nos enfrentamos, pues su cara viene impresa por detrás de la huella.
En estos juegos cada uno de los participantes tiene que definir al principio de la partida su perfil, características o habilidades. En este en concreto cada personaje se define por las insignias que ha acumulado de partidas anteriores y por las herramientas que escoge. Aquí tenemos el carnet del detective novato "Canucho" con la medalla del mérito al trabajo en equipo que consiguió en la anterior partida. Eso le dará algunas ventajas en las próximas partidas.
Y si nos gustan las manualidades de este libro podemos sacar muchas ideas para construir nosotros mismos los elementos del juego. Aquí podéis ver los gamusinos que hemos hecho con lana y goma Eva. Los gamusinos son pequeños monstruos benignos pero bastante traviesos, suelen aparecer sin previo aviso y dar pistas, aunque éstas no tienen por qué ser ciertas.
Y la figura de uno de los monstruos, el monstruo de las sombras, realizada con un botecito de yogur, fotocopias del libro y lana para el pelo. En cuanto encontremos en su escondrijo, ¡zas!, a encerrarlo en el frasco atrapamonstruos.
¿Fomentan la lectura estos juegos? ¡Desde luego! No se puede reducir la lectura a un mero acto pasivo de recepción de información. Leer es inventar, crear, rehacer la información, conectar conocimientos... y los juegos fomentan este tipo de lectura activa.